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PAPA FRANCISCO

MISAS MATUTINAS EN LA CAPILLA
DE LA DOMUS SANCTAE MARTHAE

Examen de conciencia

Martes, 4 de septiembre de 2018

 

Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 36, viernes 7 de septiembre de 2018.

 

Hacer todas las noches el «examen de conciencia» como una oración, para identificar si lo que nos ha movido en la jornada ha sido «el Espíritu de Dios o el espíritu del mundo», es un ejercicio decisivo en nuestro «combate espiritual» que nos lleva a «entender el corazón» y «el sentido de Cristo». Es la sugerencia que el Papa Francisco propuso en la misa celebrada el martes 4 de septiembre en Santa Marta, recordando que «el corazón del hombre es como un campo de batalla» donde se enfrentan continuamente «el espíritu de Dios, que nos lleva a las buenas obras, a la caridad, a la fraternidad», y el espíritu del mundo que» sin embargo «nos lleva hacia la vanidad, el orgullo, la suficiencia, el chismorreo».

«En la primera lectura —hizo notar enseguida, refiriéndose al pasaje de la primera carta a los Corintios (2, 10-16)— el apóstol Pablo enseña a los corintos el camino para tener el pensamiento de Cristo, el sentimiento de Cristo, para tener esa actitud que era la de Cristo». Y «el camino es el de dejar hacer en nosotros el Espíritu Santo recibido». San Pablo de hecho escribe que «vosotros todos, nosotros todos hemos recibido el Espíritu de Dios». «Es el Espíritu Santo que te lleva adelante en la vida —explicó Francisco— y te lleva a ese fin de conocer a Jesús, de tener los mismos sentimientos que Jesús». En realidad, afirmó, «nosotros podemos estudiar mucho, estudiar la Biblia, estudiar historia, estudiar teología, pero ese no es el camino para llegar a los sentimientos de Jesús: ayuda, ayuda mucho, pero el camino verdadero es dejarse llevar adelante por el Espíritu, el Espíritu Santo». Y «es precisamente el Espíritu Santo —añadió el Pontífice— que nos lleva adelante al corazón de Jesús, a entender quién es Jesús, como actúa Jesús, qué quiere Jesús, cuál es la voluntad de Jesús. A entender el corazón de Jesús».

La cuestión es «¿cómo podemos ir?». San Pablo afirma que «el hombre dejado a sus fuerzas no comprende las cosas del Espíritu». Por tanto, explicó Francisco, «necesitamos al Espíritu Santo para este camino, este camino cristiano». También en la Carta a los Corintios, el apóstol explica que «nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios».

En efecto, reiteró el Papa, «hay dos espíritus, dos modalidades de pensar, de sentir, de actuar: la que me lleva al Espíritu de Dios y la que me lleva al espíritu del mundo». Y «esto sucede en nuestra vida: todos nosotros tenemos estos dos “espíritus”, digamos así». Está «el Espíritu de Dios, que nos lleva a las obras buenas, a la caridad, a la fraternidad, a adorar a Dios, a conocer a Jesús, a hacer tantas buenas obras de caridad, a rezar». Pero está también «el otro espíritu del mundo, que nos lleva hacia la vanidad, el orgullo, la suficiencia, el chismorreo: otro camino».

«Nuestro corazón, decía un santo, es como un “campo de batalla, un campo de guerra donde estos dos espíritus luchan” y llamaba a esto el “combate espiritual”» recordó el Pontífice. «En la vida cristiana se debe combatir para dejar espacio al espíritu de Dios y expulsar —como Jesús expulsó este demonio— al espíritu del mundo» explicó, refiriéndose al pasaje evangélico de Lucas (4, 31-37) propuesto en la liturgia del día.

Al respecto Francisco sugirió «una oración bonita que nosotros podemos hacer todos los días, antes de ir a dormir, mirar un poco la jornada»: y preguntarse: «¿Pero qué espíritu he seguido yo hoy? ¿El espíritu de Dios o el espíritu del mundo?». Y el Papa hizo notar que «esto se llama hacer examen de conciencia: sentir en el corazón qué ha sucedido en esta guerra interior, y cómo yo me he defendido del espíritu del mundo que me lleva a la vanidad, a las cosas mezquinas, a los vicios, a la soberbia, a todo esto». Por tanto, «¿cómo me he defendido de las tentaciones concretas?». Se deben «identificar las tentaciones». Y «esto se hace como oración, antes de ir a la cama, hoy: qué sentimientos he tenido. Identificar cuál es el espíritu que me ha empujado a ese sentimiento, me ha inspirado ese sentimiento: ¿es el espíritu del mundo o el espíritu de Dios?». Haciendo el examen de conciencia con esta oración nocturna, afirmó el Pontífice «muchas veces, si somos honestos, encontraremos que “hoy he sido envidioso, he tenido codicia, he hecho esto”». Y «este es el espíritu del mundo». Pero, insistió Francisco, es oportuno «identificar» estos sentimientos, «porque esto es verdad: todos nosotros tenemos dentro esta lucha, pero si nosotros no entendemos cómo funcionan estos dos espíritus, como actúan, no conseguimos ir adelante con el espíritu de Dios que nos lleva a conocer el pensamiento de Cristo, el sentido de Cristo».

En realidad, hizo notar el Papa, «es muy sencillo: tenemos este gran don, que es el espíritu de Dios, pero somos frágiles, somos pecadores y tenemos también la tentación del espíritu del mundo». Y «en este combate espiritual, en esta guerra del espíritu, hay que ser vencedores como Jesús, pero es necesario saber qué camino se recorre». Precisamente «por esto es muy útil el examen de conciencia, por la noche ver de nuevo la jornada y decir: “sí, hoy he sido tentado aquí, he ganado aquí, el Espíritu Santo me ha dado esta inspiración”». En resumen, se trata de «conocer qué sucede en el corazón».

Y, advirtió el Pontífice, «si nosotros no hacemos esto, si nosotros no sabemos qué sucede en nuestro corazón —y esto no lo digo yo, lo dice la Biblia— somos como los “animales que no entienden nada”, van adelante con el instinto». Pero «nosotros no somos animales, somos hijos de Dios, bautizados con el don del Espíritu Santo». Y «por esto —concluyó Francisco— es importante entender qué ha sucedido hoy en mi corazón. El Señor nos enseña a hacer siempre, todos los días, el examen de conciencia».

 

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