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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LA CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO (COP23)

[BONN, 6-17 DE NOVIEMBRE DE 2017]

 

A Su excelencia
el Señor Frank Bainimarama
Primer ministro de las Islas Fiyi
Presidente de la 23ª sesión de la Conferencia de los Estados Parte de la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP23)

Excelencia:

Hace poco menos de dos años, la comunidad internacional se encontraba reunida dentro de este foro de la UNFCCC, con una gran parte de sus máximos representantes gobernativos y después de un largo y complejo debate se alcanzó la adopción del histórico Acuerdo de París. Eso vio el logro de un consenso sobre la necesidad de iniciar una estrategia compartida para contrarrestar uno de los fenómenos más preocupantes que nuestra humanidad está viviendo: el cambio climático.

La voluntad de dar continuidad a este consenso se destacó después por la velocidad con la que el mismo Acuerdo de París entró en vigor, menos de un año después de su adopción.

El acuerdo indica un claro trayecto de transición hacia un modelo de desarrollo económico a bajo o nulo consumo de carbono, animando a la solidaridad y sirviéndose de los fuertes vínculos existentes entre la lucha contra el cambio climático y aquella contra la pobreza. Esta transición debe acelerarse después por la urgencia climática que pide mayor empeño por parte de los países, alguno de los cuales deberán intentar asumir el papel de guía de esta transición, teniendo bien en cuenta las necesidades de las poblaciones más vulnerables.

En estos días están reunidos en Bonn, para llevar adelante otra fase importante del Acuerdo de París: el proceso de definición y construcción de líneas guía, reglas y mecanismos institucionales con el fin de que éste sea realmente eficaz y capaz de contribuir al logro de los objetivos complejos que se propone. En un camino semejante es necesario mantener elevada la voluntad de colaboración. En esta perspectiva, deseo reafirmar mi «invitación urgente a renovar el diálogo sobre el modo en el que estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una confrontación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos y sus raíces nos afectan y nos tocan a todos. […] Desafortunadamente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental se ven a menudo frustrados por varios motivos que van de la negación del problema a la indiferencia, a la resignación cómoda o a la confianza ciega en las soluciones técnicas» (cf. Enc. Laudato si’, 14).

Deberemos evitar caer en estos cuatro comportamientos perversos, que por supuesto no ayudan a la búsqueda honesta y al diálogo sincero y productivo sobre la construcción del futuro de nuestro planeta: negación, indiferencia, resignación y confianza en soluciones inadecuadas. Además, no podemos limitarnos a la sola dimensión económica y tecnológica: las soluciones técnicas son necesarias pero no suficientes; es esencial y preciso tener atentamente en consideración también los aspectos y los impactos éticos y sociales del nuevo paradigma de desarrollo y de progreso a breve, medio y largo plazo.

Desde esta perspectiva, parece cada vez más necesario prestar atención a la educación y a los estilos de vida basados en una ecología integral, capaz de asumir una visión de investigación honesta y de diálogo abierto donde se entrelazan las diversas dimensiones del Acuerdo de París. Esto, es bueno recordarlo, nos «recuerda la grave responsabilidad […] de racionar sin demora, de la forma más libre posible de presiones políticas y económicas, superando los intereses y comportamientos particulares» (cf. Mensaje a la COP22). Se trata, en concreto, de que se propague una «conciencia responsable» hacia nuestra casa común (cf. Enc. Laudato si’, 202; 231) a través de la contribución de todos, al aclarar las diferentes formas de acción y de asociación entre las diversas partes interesadas, algunas de las cuales no dejan de destacar el ingenio del ser humano en favor del bien común.

Mientras le transmito mi saludo a usted, Señor Presidente y a todos los participantes de esta Conferencia, deseo que, con su autorizada guía y la de las Islas Fiji, la labor de estos días esté animada por el mismo espíritu colaborativo y proactivo manifestado durante la COP21. Esto permitirá acelerar la toma de conciencia y consolidar la voluntad de adoptar decisiones realmente eficaces para contrarrestar el fenómeno del cambio climático y al mismo tiempo combatir la pobreza y promover un verdadero desarrollo humano integral. Que en este empeño les sostenga la sabia providencia del Altísimo.

Vaticano, 7 de noviembre de 2017.

Francisco



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