VIAJE APOSTÓLICO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A KENIA, UGANDA Y REPÚBLICA CENTROAFRICANA
(25-30 DE NOVIEMBRE DE 2015)
CONFERENCIA DE PRENSA DEL SANTO PADRE
DURANTE EL VUELO DE REGRESO A ROMA
Lunes 30 de noviembre de 2015
(Padre Lombardi)
Santo Padre, bienvenido entre nosotros para este encuentro, que ya es una tradición, y que todos esperamos. Estamos muy agradecidos de que, después de un viaje tan intenso, encuentre todavía tiempo para nosotros y, por tanto, entendemos muy bien su disponibilidad para ayudarnos.
Antes de comenzar con las preguntas, quisiera, también en nombre de mis colegas, dar las gracias a la UER, la Unión Europea de Radiodifusión, que ha organizado las conexiones en directo desde África Central. Las transmisiones televisivas en vivo filmadas para el mundo desde África Central han sido posibles gracias a la Unión Europea de Radiodifusión, y aquí tenemos a Elena Pinardi. Se lo agrademos en nombre de todos. La UER cumple 65 años de actividad, y se nota que todavía sirve, por ello le estamos muy agradecidos.
Ahora, como de costumbre, hemos pensado comenzar con nuestros huéspedes provenientes del primer país al que hemos llegado. Como hay cuatro kenianos, comenzamos con dos preguntas, desde Kenia. La primera es de Namuname, del Kenya Daily Nation.
(Bernard Namuname, Kenya Daily Nation)
Le saludo, Santidad. En Kenia usted ha conocido a las familias pobres en Kangemi. Ha escuchado sus historias de exclusión de los derechos humanos fundamentales, como la falta de acceso a agua potable. El mismo día, fue al estadio Kasarani, donde se encontró con los jóvenes. También ellos le han contado sus historias de exclusión a causa de la codicia de los hombres y de su corrupción. ¿Qué ha sentido al escuchar sus historias? Y, ¿qué se debe hacer para poner fin a la injusticia? Gracias.
(Papa Francisco)
Sobre este problema he hablado al menos tres veces de manera enérgica. En el primer encuentro de los Movimientos populares en el Vaticano; en el segundo encuentro de los Movimientos Populares, en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, y también en otras dos ocasiones: en la Evangelii gaudium, un poco, y luego con claridad y fuerza en la Laudato sí. No recuerdo las estadísticas y por eso les pido que no publiquen las estadísticas que diré, porque no sé si son verdaderas, pero he oído... Creo que el 80% de la riqueza del mundo está en manos del 17% de la población. No sé si es verdad, pero si no es verdad es acertado, porque así están las cosas. Si alguno de ustedes conoce esta estadística, le ruego que lo diga para ser más correcto. Es un sistema económico donde el centro es el dinero, el dios dinero. Recuerdo haber encontrado una vez a un gran embajador, hablaba francés –no era católico– y me dijo: «Nous sommes tombés dans l’idolâtrie de l'argent». Y si las cosas siguen así, el mundo continuará así. Usted me ha preguntado lo que sentí con los testimonios de los jóvenes y en Kangemi, donde hablé también claramente de los derechos. Sentí dolor. Pienso en cómo la gente no se da cuenta... Un gran dolor. Ayer, por ejemplo, he ido al hospital pediátrico, el único de Bangui y del país. En terapia intensiva no tienen instrumentos para el oxígeno. Había muchos niños desnutridos, muchos. Y la doctora me dijo: «La mayor parte de ellos morirán, porque tienen malaria, grave, y están desnutridos». El Señor –pero no quiero hacer una homilía–, el Señor reprochaba siempre al pueblo, al pueblo de Israel –pero es palabra que aceptamos y adoramos, porque es Palabra de Dios–, la idolatría. Y la idolatría se da cuando un hombre o una mujer pierde «el carnet de identidad», su ser hijo de Dios, y prefiere buscarse un dios a su medida. Este es el comienzo. A partir de ahí, si la humanidad no cambia, continuarán las miserias, las tragedias, las guerras, los niños que mueren de hambre, la injusticia... ¿Qué piensa este porcentaje que tiene en sus manos el 80% de la riqueza del mundo? Esto no es el comunismo, esta es la verdad. Y la verdad no es fácil de ver. Le agradezco que haya hecho esta pregunta, porque es la vida.
(Padre Lombardi)
La segunda pregunta es también de un colega de Kenia, Mumo Makau, de la Radio Capital de Kenia. También hace la pregunta en Inglés y traduce Mateo.
(Mumo Makau, Radio Capital de Kenia)
Muchas gracias por esta oportunidad, Santo Padre. Me gustaría saber cuál ha sido el momento más memorable para usted de este viaje a África. ¿Volverá pronto a este Continente? Y ¿cuál es su próxima meta?
(Papa Francisco)
Empecemos por el final: si las cosas van bien, creo que el próximo viaje será a México. Las fechas aún no son precisas. En segundo lugar: ¿Volveré a África? Bueno, no sé... Soy anciano y los viajes son cansados. Y la primera pregunta: ¿Cuál ha sido el momento [que más me ha impresionado]? Pienso en la muchedumbre, en la alegría, en la capacidad para celebrar, para hacer fiesta con el estómago vacío. Para mí, África ha sido una sorpresa. He pensado: Dios nos sorprende, pero también África nos sorprende. Muchos momentos... La gente, la multitud. Se sienten visitados. Tienen un gran sentido de la hospitalidad. En las tres naciones que he visitado, he visto que tenían este sentido de acogida, porque se sentían felices por ser visitados. Luego, cada país tiene su propia identidad. Kenia es un poco más moderna, desarrollada. Uganda tiene la identidad de los mártires: el pueblo ugandés, tanto católico como anglicano, venera los mártires. He estado en los dos santuarios, el anglicano primero, y luego el católico; y la memoria de los mártires es su tarjeta de identidad. El valor de dar la vida por un ideal. Y la República Centroafricana: el deseo de paz, de reconciliación y perdón. Hasta hace cuatro años han vivido católicos, protestantes y musulmanes como hermanos. Ayer he ido a los evangélicos, que trabajan muy bien, y luego vinieron a Misa por la tarde. Hoy he ido a la mezquita, he rezado en la mezquita; también el Imán ha subido al «papamóvil» para dar la vuelta por pequeño estadio. Son los pequeños gestos, lo que quieren, porque hay un grupito que, me parece, es cristiano o se llama cristiano, que es muy violento. No he entendido bien esto... Pero no es el Isis, es otra cosa. Y ellos quieren la paz. Ahora habrá elecciones; han elegido un Estado de transición, han elegido el alcalde [de Bangui], esta Señora, como presidente del Estado de transición, y ella hará las elecciones; pero buscan la paz entre ellos, la reconciliación, sin odio.
(Padre Lombardi)
Damos la palabra a Philip Pulella, que es un colega de la Reuters, que todos conocemos.
(Philip Pulella, Reuters)
Santidad, hoy se habla mucho de Vatileaks. Sin entrar en los detalles del proceso que se está llevando a cabo, quisiera hacerle esta pregunta. En Uganda, usted ha hablado con palabras improvisadas, ha dicho que la corrupción existe en todas partes, y también en el Vaticano. Por lo tanto, mi pregunta es esta: ¿Qué importancia tiene la prensa libre y laica en la erradicación de esta corrupción, donde quiera que se encuentre?
(Papa Francisco)
La prensa libre, laica y también confesional, pero profesional –porque la profesionalidad de la prensa puede ser laica o confesional, lo importante es que sean de verdad profesionales, que las noticias no sean manipuladas– para mí es importante, porque la denuncia de las injusticias, de las corrupciones, es un buen trabajo, porque dice: «Allí hay corrupción». Y a continuación, el responsable tiene que hacer algo, hacer un juicio, hacer un tribunal. Pero la prensa profesional tiene que decirlo todo, sin caer en los tres pecados más comunes: la desinformación –decir la mitad y no decir la otra mitad–; la calumnia –la prensa que no es profesional: cuando no hay profesionalidad, se ensucia al otro con verdad o sin verdad–; y la difamación, que es decir las cosas que le quitan la reputación a una persona, cosas que en este momento no hacen algún daño, pero tal vez cosas del pasado... Estos son los tres defectos que socavan la profesionalidad de la prensa. Pero necesitamos profesionalidad. Lo justo: la cosa es así, así y así. Y sobre la corrupción, ver bien los datos y decirlos: sí, hay corrupción aquí, por esto, esto y esto... Después, un periodista que sea un verdadero profesional, si se equivoca, pide perdón: Creía, pero luego me he dado cuenta de que no. Y así las cosas van muy bien. Es muy importante.
(Padre Lombardi)
Ahora damos la palabra a Philippine de Saint-Pierre, que es la responsable de la televisión católica francesa: Por tanto, vamos a Francia, a París. Todos nos sentimos muy cercanos a Francia en este periodo.
(Philippine De Saint-Pierre, responsable de la televisión católica francesa KTO)
Santo Padre, buenas tardes. Usted ha rendido homenaje a la plataforma creada por el Arzobispo, el Imán y el Pastor de Bangui, y hoy más que nunca sabemos que el fundamentalismo religioso amenaza a todo el planeta: lo hemos visto también en París. Ante este peligro, ¿cree usted que los líderes religiosos deben intervenir más en el campo político?
(Papa Francisco)
Si intervenir en el campo político significa «hacer política», no. Que haga de sacerdote, pastor, imán, rabino: esta es su vocación. Pero se hace política indirectamente predicando los valores, los valores verdaderos, y uno de los mayores valores es la hermandad entre nosotros. Todos somos hijos de Dios, tenemos el mismo Padre. En ese sentido, hay que hacer una política de unidad, de reconciliación y –es una palabra que no me gusta, pero tengo que usarla– de tolerancia, pero no sólo tolerancia, sino también convivencia, amistad. Es así. El fundamentalismo es una enfermedad que se da en todas las religiones. Los católicos tenemos algunos; no algunos, sino muchos, que creen que tienen la verdad absoluta y van adelante ensuciando a los otros con la difamación y la calumnia, y hacen mal, hacen mal. Y digo esto porque es mi iglesia, también nosotros, todos. Y se debe combatir. El fundamentalismo religioso no es religioso. ¿Por qué? Porque falta Dios. Es idolátrico, como es idolátrico el dinero. Hacer política en el sentido de convencer a estas personas que tienen esta tendencia, es una política que tenemos que hacer nosotros, líderes religiosos. Pero el fundamentalismo que termina siempre en una tragedia o en delito es una cosa mala, pero hay un poco de esto en todas las religiones.
(Padre Lombardi)
Ahora damos la palabra a Cristiana Caricato que representa a TV2000, la televisión católica italiana de los obispos:
(Cristiana Caricato de Tv2000)
Santo Padre, mientras nosotros estábamos en Bangui esta mañana se celebraba en Roma una nueva audiencia del proceso a cargo de Mons. Vallejo Balda, a Chaouqui y a los dos periodistas. Le hago una pregunta que nos han hecho muchas personas. ¿Por qué estos dos nombramientos? ¿Cómo ha sido posible que, en el proceso de reforma que usted puso en marcha, dos personas de este tipo hayan podido formar parte de una comisión, la COSEA? ¿Cree que ha cometido un error?
(Papa Francisco)
Creo que se cometió un error. Mons. Vallejo Balda entró por el cargo que tenía y que ha tenido hasta ahora. Él era secretario de la Prefectura para los Asuntos Económicos, y entró. Y luego, de cómo ha entrado ella, no estoy seguro, pero creo que no me equivoco si digo –pero no estoy seguro– que fue él quien la presentó como una mujer que conocía el mundo de las relaciones comerciales. Trabajaron y, cuando se terminó el trabajo, los miembros de dicha comisión, que se llamaba COSEA, permanecieron en algunos puestos en el Vaticano. Vallejo Balda, lo mismo. Y la señora Chaouqui no siguió en el Vaticano porque había entrado para la comisión y después no se quedó. Algunos dicen que se enfadó por esto, pero los jueces nos dirán la verdad sobre sus intenciones, cómo lo han hecho... Para mí [lo que ha salido] no ha sido una sorpresa, no me ha quitado el sueño, porque han hecho ver precisamente el trabajo que se inició con la Comisión de Cardenales –el «C9»– para investigar la corrupción y las cosas que no funcionan. Y aquí quiero decir una cosa –nada que ver con Vallejo Balda y Chaouqui, sino en general, y luego vuelvo, si usted quiere–: la palabra «corrupción» –lo ha dicho uno de los dos kenianos–.Trece días antes de la muerte san Juan Pablo II, en aquel Via Crucis, el entonces cardenal Ratzinger, que había dirigido el Via Crucis, habló de las «miserias de la Iglesia». Fue el primero en denunciar esto. Luego muere el Papa durante la Octava de Pascua –esto era el Viernes Santo–, muere el Papa Juan Pablo II, y él fue elegido Papa. Pero en la Misa pro eligendo Pontifice –él era el decano– habló de lo mismo, y nosotros lo elegimos por su libertad para decir las cosas. Desde entonces está en el aire del Vaticano que allí hay corrupción, hay corrupción. Sobre este juicio, yo he dado a los jueces las acusaciones concretas, porque lo que importa para la defensa es la formulación de los cargos. No he leído las acusaciones concretas, técnicas. Hubiera querido que esto terminase antes del 8 de diciembre, por el Año de la Misericordia, pero creo que no podrá ser, porque quisiera que todos los abogados de la defensa tengan el tiempo para defender, que haya total libertad de defensa. A así es como fueron elegidos y toda la historia. Pero la corrupción viene de lejos.
(Cristiana Caricato)
Pero usted, ¿qué pretende hacer?, ¿cómo piensa proceder para que estos episodios no se repitan?
(Papa Francisco)
Yo doy gracias a Dios de que no esté Lucrecia Borgia... No sé, continuar con los cardenales, con la comisión para hacer limpieza… Gracias.
(Padre Lombardi)
Gracias. Ahora le toca a Néstor Pongutá. Néstor Pongutá es colombiano, trabaja para la W Radio y creo que también para Caracol, en todo caso es un querido amigo.
(Néstor Ponguta, W Radio y Caracol)
Santidad, en primer lugar muchas gracias por todo lo que ha dicho en favor de la paz en mi País, Colombia, y por todo lo que ha hecho en el mundo. Pero en esta ocasión me gustaría hacerle una pregunta en particular. Es un argumento específico que tiene que ver con un cambio político en América Latina, incluida Argentina, su País, en el cual está ahora el señor Macri, después de 12 años de «kirchnerismo», y está cambiando un poco... ¿Qué piensa de estos cambios?, ¿de cómo la política latinoamericana está tomando una nueva dirección, en el Continente del que usted mismo proviene?
(Papa Francisco)
He escuchado algunas opiniones, pero verdaderamente, en este momento, de esta geopolítica no sé qué decir, de verdad. De verdad que no lo sé. Porque hay problemas en varios países en esta línea, pero yo realmente no sé por qué o cómo empezó; no sé por qué. De verdad. Que haya varios países latinoamericanos en esta situación de un poco de cambio, es cierto, pero no sé explicarlo.
(Padre Lombardi)
Ahora damos la palabra a Jürgen Baez de la DPA, que trabaja en Sudáfrica.
(Jürgen Baez de la DPA, Sudáfrica)
Santidad, el sida está devastando África. El tratamiento ayuda a muchas personas hoy a vivir más tiempo. Pero la epidemia continúa. Sólo en Uganda, el año pasado hubo 135.000 nuevos casos de sida. En Kenia, la situación es aún peor. El sida es la principal causa de muerte entre los jóvenes africanos. Santidad, usted se ha reunido con niños seropositivos y ha escuchado un testimonio conmovedor en Uganda. Sin embargo, usted ha dicho muy poco sobre este tema. Sabemos que la prevención es fundamental. También sabemos que los preservativos no son la única forma de detener la epidemia, pero sabemos que es una parte importante de la respuesta. ¿No es hora quizás de cambiar la posición de la Iglesia en este sentido? ¿De permitir el uso de preservativos para prevenir más infecciones?
(Papa Francisco)
La pregunta me parece demasiado reducida e incluso parcial. Sí, es uno de los métodos; la moral de la Iglesia se encuentra –pienso– en este punto ante una perplejidad: ¿Es el quinto o el sexto mandamiento? ¿Defender la vida, o que la relación sexual esté abierta a la vida? Pero este no es el problema. El problema es más grande. Esta pregunta me hace pensar en la que una vez le hicieron a Jesús: «Dime, Maestro, ¿es lícito curar en sábado?». Es obligatorio curar. Esta pregunta, sobre si es lícito sanar... Pero la desnutrición, la explotación de las personas, el trabajo esclavo, la falta de agua potable: estos son los problemas. No nos preguntemos si se puede usar una tirita u otra para una pequeña herida. La gran herida es la injusticia social, la injusticia del medio ambiente, la injusticia que he dicho de la explotación, y de la desnutrición. Esto es. A mí no me gusta bajar a reflexiones tan casuísticas, cuando la gente muere por falta de agua y por el hambre, por el hábitat... Cuando todos sean sanados o cuando no existan estas trágicas enfermedades que el hombre provoca, tanto por la injusticia social como para ganar más dinero –piense en el tráfico de armas–, cuando no se den estos problemas, creo que se podrá hacer una pregunta: «¿Es lícito curar en sábado?». ¿Por qué se sigue fabricando y traficando con armas? Las guerras son la mayor causa de mortalidad. Yo diría que no pensemos en si es lícito o no curar en sábado. Diría más bien a la humanidad: Hagan justicia, y cuando todos estén curados, cuando no exista la injusticia en este mundo, podremos hablar del sábado.
(Padre Lombardi)
Marco Ansaldo de la Repubblica, por el grupo italiano, le hace su pregunta.
(Marco Ansaldo de la Repubblica)
Sí, Santidad, quiero hacerle una pregunta de este tipo, porque en los periódicos de la última semana se han producido dos grandes acontecimientos sobre los que los medios de comunicación se han centrado. Uno ha sido su viaje a África, –y por supuesto todos estamos felices de que haya terminado con gran éxito desde todos los puntos de vista–; el otro ha sido una crisis de ámbito internacional, que se ha producido entre Rusia y Turquía, cuando Turquía derribó un avión ruso que invadió el espacio aéreo turco durante 17 segundos; con acusaciones, con falta de disculpas de una parte y de otra, provocando una crisis de la cual, francamente, no se sentía la necesidad en esta «tercera guerra mundial por fases» en nuestro mundo, de la que usted habla. Ahora mi pregunta es: ¿Cuál es la posición del Vaticano en esto? Pero me gustaría ir aún más lejos y preguntarle si, por casualidad, usted ha pensado en ir para los 101 años de los acontecimientos en Armenia, que se cumplirán en abril del próximo año, tal como lo hizo el año pasado en Turquía.
(Papa Francisco)
El año pasado prometí a los tres patriarcas [armenios] que iría: la promesa está ahí. No sé si se podrá realizar, pero la promesa está ahí. Respecto a las guerras: las guerras vienen por la ambición; las guerras –no hablo de las guerras para defenderse de un agresor injusto–, las guerras son una «industria». En la historia hemos visto muchas veces que un país, si el presupuesto no es va bien... «bueno, pues hagamos una guerra», y termina el «desequilibrio». La guerra es un negocio: un negocio de armas. Los terroristas, ¿hacen ellos sus armas? Sí, tal vez alguna pequeñita. ¿Quién les da las armas para hacer la guerra? Hay toda una red de intereses, y detrás de ellos está el dinero, o el poder: el poder imperial o el poder coyuntural. Pero nosotros estamos en guerra desde hace años y cada vez más: las «fases» son menos cortas y se hacen más grandes. Y, ¿que pienso? El Vaticano no sé lo que piensa, pero ¿qué pienso yo? Que las guerras son un pecado y lo son contra la humanidad, destruyen la humanidad, son la causa de la explotación, del tráfico de personas, de tantas cosas... Se tiene que parar. En las Naciones Unidas, he dicho dos veces esta palabra, tanto aquí en Kenia como en Nueva York: que su trabajo no sea un nominalismo declaracionista, que sea eficaz: que se construya la paz. Hacen muchas cosas: aquí en África, he visto cómo trabajan los cascos azules. Pero esto no es suficiente. Las guerras no son de Dios. Dios es el Dios de la paz. Dios hizo el mundo, lo hizo bello, todo bello y luego, según el relato bíblico, un hermano mata al otro: la primera guerra, la primera guerra mundial, entre hermanos. No sé, así me viene. Y lo digo con mucho dolor. Gracias.
(Padre Lombardi)
Ahora damos la palabra a Beaudonnet, que representa a France Télévisions: estamos de nuevo en Francia.
(François Beaudonnet, de France Télévisions)
Santo Padre, hoy comienza en París la Conferencia sobre el cambio climático. Usted ya ha hecho un gran esfuerzo para que todo vaya bien. Pero nosotros esperamos más de esta Cumbre Mundial. ¿Estamos seguros de que la Cop21 será el comienzo de la solución? Muchas gracias.
(Papa Francisco)
No estoy seguro, pero puedo decirle que ahora o nunca. Desde la primera, que creo que fue en Tokio, hasta ahora, se ha hecho poco, y cada año los problemas son más graves. Hablando en una reunión de universitarios sobre el mundo que queremos dejar a nuestros hijos, uno de ellos dijo: «¿Pero está usted seguro de que habrá hijos de esta generación?». Estamos al límite. Estamos al borde de un suicidio, por decir una palabra fuerte. Y estoy seguro de que casi la totalidad de los que están en París en la Cop21 son conscientes de esto y quieren hacer algo. El otro día leí que los glaciares de Groenlandia han perdido miles de millones de toneladas. Hay un país en el Pacífico que está comprando tierras en otro país para trasladarse a él, porque dentro de 20 años ese país ya no existirá... No, yo tengo confianza. Confío en que estas personas hagan algo; porque, diría que estoy seguro de que tienen buena voluntad de hacer algo, y espero que sea así y rezo por ello.
(Padre Lombardi)
Gracias por esta nota de optimismo. Y ahora, la palabra a Delia Gallagher, de la CNN:
(Delia Gallagher, CNN)
Gracias. Usted ha hecho muchos gestos de respeto y amistad hacia los musulmanes. Me pregunto: ¿Qué tienen que decir el Islam y las enseñanzas del profeta Mohamed al mundo de hoy?
(Papa Francisco)
No entiendo bien la pregunta... Se puede dialogar, ellos tienen valores, muchos valores. Ellos tienen muchos valores y estos valores son constructivos. Yo tengo la experiencia de la amistad –es una palabra fuerte, «amistad»– con un musulmán: es un dirigente mundial. Podemos hablar: él tiene sus valores, yo los míos. Él reza y yo rezo. Tantos valores... La oración, por ejemplo. El ayuno. Valores religiosos y también otros valores. No se puede suprimir una religión porque tenga algunos grupos –o muchos grupos– de fundamentalistas en un momento determinado de la historia. Es cierto: siempre ha habido en la historia guerras entre religiones, siempre. También nosotros debemos pedir perdón. Catalina de Médicis no era una santa. Y la Guerra de los Treinta Años, la noche de San Bartolomé... También nosotros hemos de pedir perdón por los extremismos fundamentalistas, las guerras de religión. Pero ellos tienen valores, se puede dialogar con ellos. Hoy he estado en la mezquita, he rezado; también el Imán quiso venir conmigo a dar la vuelta al pequeño estadio donde había muchos que no habían podido entrar. Y en el Papamóvil estaban el Papa y el Imán. Se podía hablar. Como en todas partes, hay gente con valores, religiosa, y hay gente que no es así. Pero, ¿cuántas guerras, no sólo de religión, hemos hecho nosotros los cristianos? El saqueo de Roma no lo hicieron los musulmanes. Tienen valores, tienen valores.
(Padre Lombardi)
Gracias. Ahora invitamos Marta Calderón, de la Catholic News Agency:
(Marta Calderón, Catholic News Agency)
Santidad, sabemos que va a ir a México. Nos gustaría saber algo más sobre este viaje y también, dentro de esta línea, de visitar los países que tienen problemas, si piensa visitar Colombia o, en el futuro, otros países latinoamericanos, como Perú.
(Papa Francisco)
Usted sabe que, a mi edad, los viajes no hacen bien. Uno puede hacerlo, pero dejan su huella... De todos modos, voy a ir a México. En primer lugar para visitar a la Virgen, porque es la Madre de América. Por eso voy a Ciudad de México. Si no fuera por la Virgen de Guadalupe, no iría a Ciudad de México, según el criterio de visitar tres o cuatro ciudades que nunca han sido visitadas por los Papas. Pero iré a México por la Virgen. Después voy a ir a Chiapas, en el sur, en la frontera con Guatemala; luego iré a Morella; y, casi seguramente, en el camino de regreso a Roma, pasaré una jornada o menos en Ciudad Juárez. Sobre la visita a otros países latinoamericanos, me han invitado a ir en 2017 a Aparecida, la otra Patrona de América de habla portuguesa –porque hay dos– y, desde allí, se podría visitar otro país, celebrar la Misa en Aparecida y luego... no sé, no hay planes... Gracias.
(Padre Lombardi)
Ahora, volvemos a Kenia, con otro de nuestros colegas que ha viajado con nosotros desde Kenia: se llama Mark Masai y es del National Media Group de Kenia.
(Mark Masai, National Media Group de Kenia)
En primer lugar, gracias por visitar Kenia y África, y le esperamos aún en Kenia, pero para descansar, no para trabajar. Esta fue su primera visita y todos estaban preocupados por la seguridad. ¿Qué dice al mundo, que piensa que África está sólo desgarrada por guerras y llena de destrucción?
(Papa Francisco)
África es una víctima. África siempre ha sido explotada por otras potencias. Desde África llegaban a Estados Unidos y eran vendidos los esclavos. Hay potencias que tratan únicamente de hacerse con las grandes riquezas de África. No sé, es el continente tal vez más rico... Pero no piensan en ayudar al crecimiento del país, que pueda trabajar, que todos tengan trabajo... La explotación. África es mártir. Es mártir de la explotación de la historia. Los que dicen que de África vienen todas las calamidades y todas las guerras, tal vez no entienden bien el daño que hacen a la humanidad ciertas formas de desarrollo. Por eso amo a África, porque África ha sido una víctima de otras potencias.
(Padre Lombardi)
Creo que llevamos casi una hora, y por tanto terminamos aquí las preguntas.
Queríamos hacerle un obsequio, con ocasión de la Cop21: un libro elaborado por Paris Match para los Jefes de Estado. Es un libro de fotografías hecho para los Jefes de Estado sobre los problemas del ambiente.
(Caroline Pigozzi):
1.500 fotógrafos profesionales y no profesionales, seleccionados para este libro de fotografías. Todos los Jefes de Estado lo reciben hoy. También usted, Santidad.
(Padre Lombardi)
Gracias, Santo Padre, por este tiempo que nos ha concedido, no obstante el cansancio del viaje. Le deseamos un buen retorno a Roma y una buena reanudación de sus actividades normales.
(Papa Francisco)
Yo agradezco a ustedes su trabajo. Ahora viene la comida, pero dicen que hoy ustedes ayunan, deben trabajar sobre esta entrevista... Muchas gracias por su trabajo y sus preguntas, por su interés. Sólo les digo que respondo lo que sé, y lo que no lo sé, no lo digo, porque no lo sé. No invento. Muchas gracias. Gracias.
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