VIAJE APOSTÓLICO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A CUBA, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
Y VISITA A LA SEDE DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS
(19-28 DE SEPTIEMBRE DE 2015)
CONFERENCIA DE PRENSA DEL SANTO PADRE
DURANTE EL VUELO DE REGRESO A ROMA
Domingo 27 de septiembre de 2015
(Padre Lombardi)
Santidad, bienvenido entre nosotros. Gracias por concedernos este tiempo tras un viaje tan intenso y fatigoso.
Comencemos inmediatamente a hacerle preguntas. La primera la hace esta muchacha aquí, que ha escrito el número del “Times” sobre usted y, por tanto, se ha preparado muy bien sobre su viaje en América. Ella pegunta en inglés y Mateo la traduce al italiano, así la podrá entender bien.
(Papa Francisco)
Buenas tardes a todos y muchas gracias por el trabajo, porque ustedes andaban de un lado para otro, ¿eh? Yo iba en auto, pero ustedes... Muchas gracias.
(Elisabetta Dias, corresponsal del “Time Magazine”)
Muchas gracias, Santo Padre: soy Elisabetta Dias, corresponsal del “Time Magazine”. Estamos curiosos por saber. Esta ha sido su primera visita a los Estados Unidos. ¿Qué le ha sorprendido de los Estados Unidos y qué le ha resultado diverso respecto a sus expectativas?
(Papa Francisco)
Sí, era la primera visita, nunca había estado aquí. Me ha sorprendido “the warmth”, el calor de la gente, muy amable. Algo muy bello y también diferente. En Washington, una acogida calurosa pero un poco más formal; en Nueva York un poco extralimitada y en Filadelfia muy expresiva. Tres modalidades, pero de la misma acogida. Me ha impresionado mucho la bondad, la acogida, las ceremonias religiosas y también la piedad, la religiosidad. Se veía rezar a la gente, y esto me ha impresionado mucho, mucho. Es hermoso.
(Elisabetta Dias)
¿Ha encontrado un reto por parte de los Estados Unidos que no se esperaba? ¿Alguna provocación?
(Papa Francisco)
No, gracias a Dios no. No. Todo bien. Ninguna provocación. No challenge, no provocation. No, no. Todos educados… ningún insulto, ningún gesto feo. No, no. Pero debemos seguir trabajando con este pueblo creyente como han trabajado hasta ahora, acompañando al pueblo en el crecimiento, en sus cosas buenas y en sus dificultades; acompañando al pueblo en las alegrías y en los momentos malos de dificultad, cuando no hay trabajo, cuando hay enfermedad... El desafío de la Iglesia hoy es ser como ha sido siempre: cercana a la gente, cercana al pueblo de los Estados Unidos, con cercanía. No una Iglesia separada del pueblo, no. Cercana, cercana. Y esto es un desafío que la Iglesia en los Estados Unidos ha entendido bien. La ha entendido, Y quiero hacerla.
(Padre Lombardi)
Ahora hacemos la segunda pregunta de David O’Reilly del “Philadelphia Inquirer”: es uno de los grandes periódicos de Filadelfia, donde hemos estado estos días.
(David O’Reilly, “Philadelphia Inquirer”)
Santo Padre, Filadelfia –come usted sabe– ha pasado un mal período con los abusos sexuales: todavía es una herida abierta en Filadelfia. Sé que muchos en Filadelfia se han sorprendido porque en su alocución a los obispos en Washington les ha ofrecido consolación y conforto. Creo que muchos en Filadelfia querrían preguntarle: “¿Por qué ha sentido la necesidad de ofrecer consolación y conforto a los obispos?”.
(Papa Francisco)
En Washington he hablado a todos los obispos de los Estados Unidos: Estaban todos, ¿no?, de todo el País. He sentido la necesidad de expresar compasión porque ha ocurrido algo muy feo, y muchos de ellos han sufrido tanto porque no lo sabían, o porque cuando explotó el asunto han sufrido mucho: hombres de Iglesia, de oración, auténticos pastores… Y yo he dicho que sabía que ellos –y he usado una palabra de la Biblia, del Apocalipsis– “ustedes vienen de la gran tribulación”: esto es lo que ha sucedido y ha sido una gran tribulación. Pero no sólo el sufrimiento afectivo: es lo que hoy he dicho al grupo de personas que han sufrido abusos. Ha sido... no digo “apostasía”, pero sí casi un sacrilegio. Sabemos que los abusos se dan por doquier: en el ámbito familiar, en el ámbito vecinal, en las escuelas, en los gimnasios, en todas partes. Pero cuando un sacerdote comete un abuso, es gravísimo, perché la vocación del sacerdote es hacer que ese niño, esa muchacha crezca hacia lo alto, hacia el amor de Dios, hacia la madurez afectiva, hacia el bien… Y en lugar de hacer esto el mal lo ha destrozado, la ha machacado. Y por esto es casi un sacrilegio. Y él ha traicionado la vocación, la llamada del Señor. Por eso, en este momento, la Iglesia es fuerte en esto; tampoco se debe encubrir: también son culpables los que han encubierto estas cosas. También algunos obispos que han encubierto esto. Es algo muy feo. Y las palabras de conforto no quieren decir: “Esté tranquilo, no es nada; no, no. Las cosas han sido así, pero “han sido tan feas, y yo me imagino que ustedes han llorado mucho”: ese es el sentido de las palabras. Y hoy he hablado duramente.
(Padre Lombardi)
Muchas gracias. Ahora pido a Maria Antonietta Collins y a Andrés Beltramo Álvarez que se acerquen para las siguientes preguntas.
(Maria Antonietta Collins)
Santo Padre, usted ha hablado mucho del perdón, que Dios nos perdona y que muchas veces quienes pedimos perdón somos nosotros. Le quisiera preguntar, al verle hoy en el Seminario: ¿Hay muchos sacerdotes que han cometido abusos sexuales con menores y no han pedido perdón a sus víctimas? ¿Usted los perdona? Y, por otro lado, ¿usted comprende a las víctimas y a las familias que no consiguen perdonar, o que no quieren perdonar?
(Papa Francisco)
Si una persona ha hecho mal, es consciente de lo que ha hecho y no pide perdón, yo le pido a Dios que lo tenga en cuenta. Yo lo perdono, pero él no recibe el perdón, está cerrado al perdón. O sea, una cosa es dar el perdón –todos estamos obligados a perdonar, porque todos fuimos perdonados–, pero otra cosa es recibir el perdón. Y si ese sacerdote está cerrado al perdón, no lo recibe, porque él cerró la puerta con la llave desde adentro. Y lo que queda es rezar para que el Señor le abra esa puerta. O sea, dar el perdón –hay que estar dispuestos–, pero no todos lo pueden recibir, no lo saben recibir, o no están dispuestos a recibirlo. Es duro lo que estoy diciendo. Y así se explica que haya gente que termine su vida de modo dura, mal, sin recibir la caricia de Dios. ¿La segunda pregunta era?
(Maria Antonietta Collins)
Si usted comprende a las víctimas y a las familias no han conseguido perdonar o que no quieren perdonar.
(Papa Francisco)
Sí, los comprendo. Los comprendo, rezo por ellos y no los juzgo. No los juzgo, rezo por ellos. Una vez, en una de estas reuniones, me encontré con varias personas y una mujer me dijo: “Cuando mi madre se enteró de que me habían abusado, blasfemó contra Dios, perdió la fe y murió atea”. Yo comprendo a esa mujer. La comprendo. Y Dios, que es más bueno que yo, la comprende. Y estoy seguro que esa mujer Dios la ha recibido. Porque lo que fue manoseado, lo que fue destrozado era su propia carne, la carne de su hija. Yo la comprendo. Yo no juzgo a alguien que no puede perdonar. Rezo y le pido a Dios –porque Dios es un campeón en buscar caminos de solución–, pido que lo arregle.
(Padre Lombardi)
Andrés Beltramo, di Notimex, que pregunta en italiano, así nos ayuda todos
(Andrés Beltramo de Notimex)
Padre, gracias ante todo por este momento. Todos le hemos oído hablar mucho del proceso de paz en Colombia entre las farc y el gobierno. Hay un acuerdo histórico. ¿Se siente usted un poco parte de este acuerdo? Y usted había dicho que pensaba ir a Colombia cuando se produjera el acuerdo: ahora hay muchos colombianos que le están esperando… Y otra pequeña pregunta: ¿Que siente usted tras haber vivido un viaje tan intenso y el avión parte? Gracias, Padre.
(Papa Francisco)
La primera: Cuando he recibido la noticia de que en marzo se firmaría el acuerdo, he dicho al Señor: “Pero Señor, haz que lleguemos a marzo con esta bella intención”, porque faltan pequeños detalles, pero la voluntad está ahí. Por ambas partes. La hay. También la hay por parte del pequeño grupo: todos, los tres están de acuerdo. Debemos llegar a marzo, al acuerdo definitivo. Que el punto de la justicia internacional, usted lo conoce... He quedado muy contento. Y me he considerado parte en el sentido de que yo siempre he querido esto, y he hablado dos veces con el presidente Santos del problema, y la Santa Sede –no sólo yo–, la Santa Sede está muy abierta a ayudar en lo que pueda.
La otra pregunta: Esto es un poco personal, debo ser sincero. Cuando parte el avión después de una visita, me viene a la mente la mirada de tanta gente y siento el deseo de rezar por ellos y decir al Señor: “Yo he venido aquí para hacer algo, para hacer el bien. Quizás he hecho el mal: Perdóname. Pero guarda a toda esa gente que me ha mirado, que ha pensado las cosas que he dicho, que ha escuchado, incluidos los que me han criticado, a todos”. Siento esto. No sé. Me viene así. Pero es un poco –me perdone–, es un poco personal: esto no se puede decir en los periódicos…
(Padre Lombardi)
Muchas gracias. Thomas Jansen del Cic, es decir, la Agencia Católica Alemana.
(Thomas Jansen)
Santo Padre, quisiera preguntarle algo sobre la crisis migratoria en Europa: muchos países están construyendo nuevas barreras con alambre de púas. ¿Qué dice de esta situación?
(Papa Francisco)
Usted ha usado una palabra: “crisis”. Se produce un estado de crisis después de un largo proceso. Así es: estalló un proceso desde hace años, porque las guerras de las que toda esa gente se va, huye, son guerras desde hace años. El hambre: el hambre es hambre desde hace años… Cuando pienso en África –esto es algo simplista, ¿eh?, pero lo pongo como ejemplo– me hace pensar en África, como el continente explotado. Se iba allí a capturar esclavos y, además, los grandes recursos... El continente explotado. Y ahora las guerras, tribales o no tribales, tienen tras de sí intereses económicos… Pienso que en lugar de explotar un continente o un país o una tierra, habría que hacer inversiones para que aquella gente tenga trabajo; así se evitaría esta crisis. Es verdad: como dije en el Congreso, se trata de una crisis de refugiados jamás vista desde la última guerra mundial, es la más grande. Usted me pregunta sobre las barreras. ¿Sabe usted cómo terminan los muros? Todos, todos los muros se derrumban: hoy, mañana o dentro de 100 años. Pero todos se derrumbarán. No es una solución. El muro no es una solución. En este momento, Europa se encuentra en dificultad: es verdad. Debemos ser inteligentes, porque viene toda esa oleada migratoria y no es fácil encontrar soluciones. Pero con el diálogo entre los países, deben encontrarlas. Los muros nunca son una solución; en cambio los puentes sí, siempre, siempre. No sé: lo que pienso acerca de los muros, de las barreras es que duran poco tiempo, mucho tiempo, pero no son una solución. El problema persiste, persiste aún con más odio. Eso es lo que pienso.
(Padre Lombardi)
Jean-Marie Guénois, de “Figaro”, del grupo francés.
(Jean-Marie Guénois)
Santo Padre, usted obviamente no puede anticipar los debates de los Padres Sinodales: lo sabemos perfectamente. Pero quisiéramos saber, naturalmente, antes del Sínodo, si su corazón de pastor quiere de verdad una solución para los divorciados vueltos a casar. Quisiéramos saber también si su Motu proprio sobre la facilitación de las causas de nulidad ha cerrado –según usted– este debate. Y por último, qué responde a aquellos que temen, con esta reforma, la creación de hecho del así llamado “divorcio católico”. Gracias.
(Papa Francisco)
Comienzo con la última. En la reforma de los procesos, de su modalidad, he cerrado la puerta a la vía administrativa, que era la vía por la cual podía entrar el divorcio. Y se puede decir que aquellos que piensan en un “divorcio católico” se equivocan porque este último documento ha cerrado la puerta al divorcio que podía entrar –habría sido más fácil– por la vía administrativa. Quedará siempre sólo la vía judicial. Luego, pasemos a la tercera: el documento. No recuerdo si era la tercera, si no corríjame usted…
(Jean-Marie Guénois)
Sí: la pregunta era sobre la noción de “divorcio católico” y si el Motu proprio ha cerrado el debate que sobre este tema estaría previsto en el Sínodo.
(Papa Francisco)
Esto ha sido pedido por la mayoría de los Padres sinodales en el Sínodo del año pasado: agilizar los procesos, porque hay procesos que duran ya 10-15 años. Una sentencia, y después otra sentencia y ulteriormente si hay apelación, la apelación, y de nuevo otra apelación… y no se termina nunca. La doble sentencia, cuando era válida, y no existía la apelación, fue introducida por el Papa Lambertini, Benedicto XIV, porque en Europa Central –no digo el país– había algunos abusos, y para detenerlos, él introdujo esto. Pero no se trata de una cosa esencial para el proceso. Los procesos cambian, la jurisprudencia cambia para mejorarse: sí, mejora siempre. En aquel momento ese cambio era urgente. Luego, Pío X quiso agilizar la cuestión y algo hizo, pero no tuvo el tiempo ni la posibilidad de hacerlo todo. Los Padres sinodales han pedido esto: la agilización de los procesos de nulidad matrimonial. Y aquí me detengo. Este documento, este Motu proprio, facilita los procesos en cuanto al tiempo, pero no se trata de un divorcio, porque el matrimonio es indisoluble cuando es sacramento, y esto la Iglesia no, no lo puede cambiar. Es doctrina. El matrimonio es un sacramento indisoluble. El procedimiento legal sirve para probar que aquello que parecía un sacramento no había sido un sacramento: por falta de libertad, por ejemplo, o por falta de madurez, o por enfermedad mental… son tantos los motivos que llevan, después de un estudio, de una investigación, a decir: “No, allí no ha habido sacramento, por ejemplo, porque aquella persona no era libre”. Un ejemplo: ahora no es muy común, pero en ciertos sectores de la sociedad sí es común –al menos en Buenos Aires lo era– los matrimonios cuando la novia quedaba encinta. “Se tiene que casar”. Yo en Buenos Aires aconsejaba a los sacerdotes que se negaran a casarlos, casi les prohibía celebrar el matrimonio en esas condiciones. Nosotros lo llamamos “matrimonio de prisa”, sólo para salvar todas las apariencias. Nace el niño y a algunas parejas les va bien, pero no hay libertad. Luego, les va mal, se separan… y dicen “yo fui obligado a casarme porque tenía que reparar esa situación”: esta sería una causa de nulidad. Las causas de nulidad son muchas, las pueden encontrar en internet, ahí están todas. Luego, el problema de las segundas nupcias, de divorciados que contraen una nueva unión. Lean lo que tienen en el Instrumentum laboris, lo que se pone en discusión. A mí me parece un poco simplista decir que el Sínodo..., que la solución para esa gente es que puedan recibir la comunión. Esta no es la única solución, no. Lo que el Instrumentum laboris propone es mucho más. El problema de las nuevas uniones de los divorciados no es el único problema. En el Instrumentum laboris hay muchos más. Por ejemplo: los jóvenes no se casan, no quieren casarse. Es un problema pastoral para la Iglesia. Otro problema: la madurez afectiva para el matrimonio. Otro problema: la fe. ¿Yo creo que esto es “para siempre”? Sí, sí, lo creo. ¿Pero lo creo de verdad? La preparación para el matrimonio..., pienso en ello tantas veces: para ser sacerdote hay una preparación de ocho años; y luego, como no es definitivo, la Iglesia me puede quitar el estado clerical. Pero para casarse, que es para toda la vida, se siguen cuatro cursos, cuatro veces… Ahí hay algo que no funciona. El Sínodo tiene que pensar bien cómo hacer la preparación para el matrimonio; es una de las cosas más difíciles. Y hay tantos problemas... Pero todos están mencionados en el Instrumentum laboris. Me agrada que usted me haya hecho la pregunta sobre el “divorcio católico”: no, eso no existe. O nunca hubo matrimonio –y esto es la nulidad, porque no existió– o si existió, es indisoluble. Esto queda claro. Gracias
(Padre Lombardi)
Muchas gracias, Santo Padre. Ahora es el turno de Terry Moran, de ABC News, una de las grandes redes norteamericanas.
(Terry Moran, de ABC News)
Santo Padre, gracias. Muchas gracias, y gracias también al staff del Vaticano.
Santo Padre, usted visitó a las Pequeñas Hermanas de los Pobres, y se nos dijo que usted quiso manifestarles su apoyo también en sede judicial. Santo Padre, usted sostiene que aquellos individuos –incluidos los funcionarios gobernativos– que dicen no poder, según su buena conciencia, según su conciencia personal, atenerse a determinadas leyes o cumplir con sus obligaciones como funcionarios gobernativos, por ejemplo, en emitir licencias matrimoniales a parejas del mismo sexo. ¿Sostendría usted estas reivindicaciones de libertad religiosa?
(Papa Francisco)
Yo no puedo tener presente todos los casos que pueden existir en la objeción de conciencia. Pero sí puedo decir que la objeción de conciencia es un derecho y entra en todo derecho humano. Es un derecho, y si una persona no permite que se ejerza la objeción de conciencia, está negando un derecho. En toda estructura judicial debe entrar la objeción de conciencia, porque se trata de un derecho, de un derecho humano. Si no, terminamos en una selección de derechos: este es un derecho de calidad, este no es un derecho de calidad... Este es un derecho humano. A mí me ha conmovido siempre –y esto va en contra de mí mismo, ¿eh?– cuando de joven leía la “Chanson de Roland” –la he leído varías veces–, cuando todos los mahometanos estaban en fila y enfrente estaba la pila bautismal o la espada, y debían elegir. No se les permitía la objeción de conciencia No, es un derecho y nosotros tenemos que hacer la paz, debemos respetar todos los derechos.
(Terry Moran)
¿Esto incluye también a los funcionarios gobernativos?
(Papa Francisco)
Es un derecho humano. Si el funcionario de gobierno es una persona humana, posee ese derecho. Es un derecho humano.
(Padre Lombardi)
Muchas gracias. Damos ahora la palabra a Stefano Maria Paci, del grupo italiano de Sky News.
(Stefano Maria Paci, Sky News)
Santidad. En la ONU usted ha usado palabras muy fuertes para denunciar el silencio sobre la persecución contra los cristianos, que son despojados de sus casas, expulsados, desposeídos de sus bienes, hechos esclavos y brutalmente asesinados. El presidente Holland ha anunciado ahora el inicio de bombardeos, de parte de Francia, contra las bases del Isis en Siria: ¿Qué piensa sobre esta acción militar? Y luego, una curiosidad: el alcalde Marino, alcalde de Roma, ciudad del Jubileo, declaró que vino al Encuentro Mundial de las Familias, a la Misa, invitado por usted. ¿Nos podría decir cómo estuvo esto? [el Capitolio –Ayuntamiento de Roma– ha precisado que el alcalde Marino nunca ha afirmado que hubiera sido invitado por el Santo Padre]
(Papa Francisco)
Comienzo con la segunda pregunta. Yo no invité al alcalde Marino, ¿Está claro? Yo no lo hice y se lo pregunté a los organizadores: tampoco ellos lo invitaron. Él vino, él se profesa católico; vino espontáneamente. Así fue. ¿Queda claro? Y la otra pregunta, ah, sí, sobre los bombardeos. De verdad que tuve noticia de esto sólo anteayer y no he leído nada al respecto; no conozco bien la situación y no sé cómo irá. He oído decir que Rusia tenía una posición, que los Estados Unidos no tenía aún clara su posición… No sabría qué decirle, de verdad, porque no he entendido bien la cuestión. Pero cuando oigo la palabra “bombardeo”, muerte, sangre… repito lo que dije en el Congreso y en las Naciones Unidas: evitar estas situaciones… pero no juzgo la situación política porque no la conozco. Gracias.
(Padre Lombardi)
Gracias.
Ahora Miriam Schmidt, de la DPA (Deutsche Presseagentur), la agencia alemana de información.
(Miriam Schmidt)
Santo Padre, quisiera hacerle una pregunta sobre las relaciones de la Santa Sede con China y sobre la situación en ese país, que es bastante difícil también para la Iglesia católica. ¿Qué piensa sobre esto?
(Papa Francisco)
China es una gran nación, que aporta al mundo una gran cultura y tantas cosas buenas. Dije una vez en el avión, regresando de Corea, que me gustaría mucho ir a China: yo amo al pueblo chino; lo quiero mucho. Espero que haya posibilidades de tener buenas relaciones, buenas relaciones. Tenemos contactos, hablamos… se va adelante. Para mí, tener un país amigo como China, que tiene tanta cultura y tantas posibilidades de hacer el bien, sería una alegría.
(Padre Lombardi)
Muchas gracias. Ahora tenemos a Sagrario Ruiz de Apodaca.
(Sagrario Ruiz de Apodaca)
Gracias. Buenas noches Santo Padre. Es la primera vez que ha visitado los Estados Unidos, nunca había estado antes. Habló en el Congreso, en las Naciones Unidas, ha tenido auténticos encuentros con multitudes… ¿Se siente más fuerte? Y quisiera preguntarle también, ya que le hemos oído hablar de poner de relieve el papel de las religiosas y de las mujeres en la iglesia estadounidense: ¿Veremos algún día mujeres sacerdotes en la Iglesia católica, como piden algunos grupos de los Estados Unidos y como sucede en otras iglesias cristianas? Gracias.
(Papa Francisco)
Las religiosas de los Estados Unidos han hecho maravillas en el campo de la educación, en el campo de la salud. El pueblo de los Estados Unidos ama a las religiosas: no sé cuánto ama a los sacerdotes, pero a las religiosas las ama, las ama mucho. Son muy buenas, son mujeres buenas, buenas, buenas. Cada una sigue su propia Congregación, sus reglas; existen diferencias, pero son buenas y por eso me sentí en la obligación de agradecerles por todo lo que han hecho. Una persona importante del gobierno de los Estados Unidos me dijo en estos días: “La cultura que poseo se la debo primariamente a las religiosas. Las religiosas tienen escuelas en todos los barrios –ricos y pobres–, trabajan con los pobres y también en los hospitales… Esta era la primera pregunta. La tercera, la recuerdo… ¿Y la segunda?
(Sagrario Ruiz de Apodaca)
Si se siente fuerte después de haber estado en los Estados Unidos, con esta agenda y haber obtenido este éxito…
(Papa Francisco)
Yo no sé si tuve éxito o no. Pero tengo miedo de mí mismo, porque si tengo miedo de mí mismo me siento siempre –no sé– débil, en el sentido de no tener poder; el poder es una cosa pasajera: hoy está, mañana no… lo importante es que tú con el poder hagas el bien. Jesús definió lo qué es el poder: el verdadero poder es servir, hacer servicios, hacer los servicios más humildes. Yo tengo todavía que ir adelante por este camino del servicio porque siento que no hago todo lo que debería hacer. Este es el concepto que yo tengo sobre el poder.
Tercera: las mujeres sacerdote: eso no está en mis manos. El Papa san Juan Pablo II, en tiempos de discusión, después de una larga reflexión, lo dijo claro, No porque las mujeres no tengan capacidad. Pero mira: en la Iglesia son más importantes las mujeres que los hombres, porque la Iglesia es mujer, “La” Iglesia, no “El” Iglesia: la Iglesia es la esposa de Cristo, y la Virgen es más importante que los papas, los obispos y los sacerdotes. Hay algo que debo reconocer: nosotros estamos con un poco de retraso en la elaboración de una teología de la mujer. Tenemos que adelantar en esa teología. Esto sí, verdaderamente. Gracias.
(Padre Lombardi)
Tenemos ahora la última pregunta. Es de Matilde Imbertì, de Radio France. Y luego, concluimos… Terminamos la lista de las preguntas.
(Matilde Imbertì, Radio France)
Santo Padre, en los Estados Unidos usted se ha convertido en una estrella. ¿Es un bien para la Iglesia que el Papa sea una estrella?
(Papa Francisco)
¿Sabes tú cuál era el título que usaban los Papas y que se debe usar? Siervo de los siervos de Dios. Es un poco distinto de las estrella. Las estrellas son hermosas para mirarlas, a mí me gusta mirarlas cuando el cielo está sereno en verano… Pero el Papa debe ser –debe serlo– el siervo de los siervos de Dios. Es cierto, en los media se usa esto, pero hay otra cosa indiscutible: cuántas estrellas hemos visto que luego se apagan y caen… es una cosa pasajera. Ser el “siervo de los siervos de Dios”, en cambio, es hermoso. No pasa. Esto es lo que yo pienso.
(Padre Lombardi)
Hemos terminado la lista de los que se habían inscrito. Santo Padre, muchas gracias por su disponibilidad. Hemos tenido, por lo menos, 50 minutos de conversación, y ha sido un momento muy consistente. Felicitaciones por la resistencia que ha tenido en el viaje y también en esta conversación con nosotros. Nosotros continuamos a estar con usted: no termina con este viaje. Este viaje se concluye, pero luego viene el Sínodo y tantas otras cosas más… Y queremos continuar a seguirlo con mucho afecto, estima, aprecio, esperando poder ayudarlo en su servicio a los siervos de Dios.
(Papa Francisco)
Muchas gracias por su trabajo, su paciencia, su benevolencia. Gracias. Estoy a su disposición. Rezo por ustedes; de verdad. Gracias por toda su ayuda… Feliz vuelo.
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