DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS PARTICIPANTES EN EL III FORO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
CONVOCADO POR EL FONDO INTERNACIONAL DE DESARROLLO AGRÍCOLA (FIDA)
Salita del Aula Pablo VI
Miércoles 15 de febrero de 2017
Estimados amigos,
tengo el placer de encontrarme con ustedes al terminar los trabajos del III Foro de los pueblos indígenas convocado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), que celebra este año el 40 aniversario de su fundación. Se han detenido a considerar de qué manera se puede favorecer una mayor responsabilidad de los pueblos autóctonos en la economía. Creo que el problema principal está en cómo conciliar el derecho al desarrollo incluyendo también el derecho de tipo social y cultural, con la protección de las características propias de los indígenas y de sus territorios. Esto se hace más evidente sobre todo cuando se trata de estructurar unas actividades económicas que pueden interferir con las culturas indígenas y su relación ancestral con la tierra. En este sentido, siempre debe prevalecer el derecho al consentimiento previo e informado, según exige el artículo 32 de la Declaración sobre los derechos de los pueblos indígenas. Solo así se puede garantizar una cooperación pacífica entre las autoridades gubernamentales y los pueblos indígenas que supere contradicciones y conflictos.
Un segundo aspecto se refiere a la elaboración de directrices y proyectos que tengan en cuenta la identidad indígena, que presten una atención especial hacia los jóvenes y las mujeres. Inclusión y no consideración solamente. Esto implica que los gobiernos reconozcan que las comunidades indígenas son una parte de la población que debe ser valorada y consultada, y que se ha de fomentar su plena participación a nivel local y nacional. No se puede permitir una marginación o una calificación de clases, primera clase, segunda clase… Integración con plena participación.
A esta necesaria hoja de ruta puede ayudar de manera especial el FIDA con su financiación y competencia, reconociendo que «un desarrollo tecnológico y económico que no deja un mundo mejor y una calidad de vida integralmente superior no puede considerarse progreso» (Enc. Laudato si’, 194).
Y ustedes, en sus tradiciones, en su cultura –porque lo que ustedes llevan en la historia es cultura– viven el progreso con un cuidado especial a la madre tierra. En este momento, donde la humanidad está pecando gravemente al no cuidar a la tierra, yo los exhorto a que sigan dando testimonio de esto y no permitan que nuevas tecnologías, que son lícitas y son buenas, pero no permitan aquellas que destruyen la tierra, que destruyen la ecología, el equilibrio ecológico y que terminan destruyendo la sabiduría de los pueblos.
Les doy las gracias por vuestra presencia aquí, y pido al Todopoderoso que bendiga vuestras comunidades e ilumine el trabajo de los que tienen la responsabilidad de la gestión del FIDA. Muchas gracias.
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