DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS PARTICIPANTES EN EL ENCUENTRO «EUROPEAN JESUITS IN FORMATION»
Salita del Aula Pablo VI
Miércoles, 1 de agosto de 2018
Buenos días. Me alegra recibiros. Muchas gracias por esta visita, me sienta bien. Cuando yo era un estudiante, cuando teníamos que ir a ver al General, y cuando teníamos que ir con el General a ver al Papa, nos poníamos la sotana y el manteo. Veo que esta moda ya se ha pasado, gracias a Dios.
Me hizo reír el sacerdote que habló de unificar la pastoral de los jesuitas. Yo tenía entendido que se trataba de unificar las almas y los corazones de los jesuitas, no las modalidades, porque de ser así se acaba la Compañía de Jesús. Se decía que el primer papel del General era “pastorear a los jesuitas”, y otro decía: “Sí, pero es como pastorear un rebaño de sapos”: uno de aquí, otro de allí... Pero esto es bonito, porque hace falta una gran libertad, sin libertad no se puede ser jesuita. Y una gran obediencia al pastor; que debe tener el gran don del discernimiento para permitir que cada uno de los “sapos” elija lo que siente que el Señor le pide. Esta es la originalidad de la Compañía: unidad con gran diversidad.
El beato Pablo VI nos dijo, en la XXXII Congregación General, que allí donde hay encrucijadas de ideas, problemas, desafíos, hay un jesuita. Leed ese discurso: en mi opinión, es el discurso más hermoso que un Papa haya hecho a la Compañía. Era un momento difícil para la Compañía, y el beato Pablo VI empieza el discurso así: “¿Por qué dudáis? ¿Un momento de duda? ¡No, coraje!”. Y me gustaría vincularlo con otro discurso, no de un Papa sino de un General, de Pedro Arrupe: fue su “canto del cisne”, en el campo de refugiados de Tailandia, no sé si en Bangkok o al sur de Bangkok. Pronunció ese discurso en el avión y aterrizó en Fiumicino con el ictus. Fue su último sermón, su testamento. En estos dos discursos está el marco de lo que debe hacer hoy la Compañía: coraje, ir a las periferias, a las encrucijadas de las ideas, de los problemas, de la misión... Allí está el testamento de Arrupe, el “canto del cisne”. La oración. Se necesita coraje para ser un jesuita. No significa que un jesuita deba ser inconsciente o imprudente, no. Pero sí tener coraje. El coraje es una gracia de Dios, esa parresia paulina... Y se necesitan rodillas fuertes para la oración. Creo que con estos dos discursos tendréis la inspiración para ir donde el Espíritu Santo os dirá, en el corazón.
Luego se habla de comunicación, que es uno de vuestros temas. A mí me gusta mucho el método de comunicación de San Pietro Favre: sí, Favre comunicaba y dejaba que los demás comunicaran. Leed el memorial: es un monumento a la comunicación, tanto a la interna con el Señor como a la externa con la gente.
Y os agradezco lo que hacéis. Adelante, en las encrucijadas, sin miedo. Pero estad anclados al Señor.
¡Rezad por mí, no lo olvidéis! Este trabajo [de Papa] no es fácil... Tal vez parezca una herejía, pero generalmente es divertido. Gracias.
Todavía tenemos unos minutos: si alguno de vosotros quiere hacer algunas preguntas o alguna reflexión, aprovechemos estos minutos. Así yo aprendo de vuestras herejías...
Pregunta [en inglés]: Gracias por sus palabras, Santo Padre. El tema de nuestras reuniones es la comunicación, los jóvenes. Alguien me dijo una vez que ser religioso o sacerdote significa que algo que nunca tendremos que enfrentar es el paro. Pero muchos jóvenes, incluso con un alto nivel de preparación, están en riesgo de paro. Encuentro que esto sea un desafío para mí, para ver las cosas desde su punto de vista, porque sé que la Compañía de Jesús y la Iglesia siempre tendrán una tarea para mí, en algún lugar. Considero que este es un gran desafío para la comunicación: esta es una experiencia de paro que sé que nunca tendré. Es algo que me resulta difícil...
Papa Francisco:
Quizás este es uno de los problemas más agudos y dolorosos para los jóvenes, porque va directo al corazón de la persona. La persona que no tiene trabajo, se siente sin dignidad. Recuerdo una vez, en mi tierra, una señora vino a decirme que su hija, una estudiante universitaria, hablaba varios idiomas y no encontraba trabajo. Me moví con algunos laicos allí, y encontraron un trabajo. Esa mujer me escribió una nota diciendo: “Gracias, padre, porque Usted ayudó a mi hija a recuperar su dignidad”. No tener trabajo quita la dignidad. Y más: no es el hecho de que no puedas comer, porque puedes ir a Caritas y allí dan de comer. El problema es no poder llevar el pan a casa: quita la dignidad. Cuando yo veo o vosotros veis, a tantos jóvenes sin trabajo, tendríamos que preguntarnos por qué. Seguramente encontraréis la razón: hay una reorganización de la economía mundial, donde la economía, que es concreta, da paso a las finanzas, que son abstractas. En el centro están las finanzas, y las finanzas son crueles: no son concretas, son abstractas. Y allí se juega con un imaginario colectivo que no es concreto, sino líquido o gaseoso. Y en el centro está esto: el mundo de las finanzas. En su lugar deberían haber estado el hombre y la mujer. Hoy creo que este es el gran pecado contra la dignidad de la persona: moverla de su lugar central. Hablando el año pasado con una dirigente del Fondo Monetario Internacional, me decía que deseaba establecer un diálogo entre la economía, el humanismo y la espiritualidad. Y me dijo: “He logrado hacerlo. Luego me entusiasmé y quise hacerlo entre las finanzas, el humanismo y la espiritualidad. Y no pude hacerlo, porque la economía, incluso la economía de mercado, puede abrirse a la economía social de mercado, como había pedido Juan Pablo II; en cambio, las finanzas no son capaces, porque no puedes aferrarlas: son ‘gaseosas’”. ¡Las finanzas se parecen a la cadena de San Antonio a escala mundial! Entonces, con este quitar a la persona del centro y con poner en el centro algo como las finanzas, tan “gaseosas”, se generan vacíos en el trabajo.
Quería decir esto en general porque ahí están las raíces del problema de la falta de trabajo, planteada en tu pregunta: “¿Cómo puedo entender, comunicar y acompañar a un joven que se encuentra en esa situación de paro?”. Hermanos, ¡se necesita creatividad! En cualquier caso. Una creatividad valiente, para buscar la forma de enfrentar esta situación. Pero no es una pregunta superficial, la que hiciste. El número de suicidios juveniles está aumentando, pero los gobiernos, no todos, no publican el número exacto: publican hasta cierto punto, porque es escandaloso. ¿Y por qué se ahorcan? ¿Por qué se suicidan estos jóvenes? La razón principal de casi todos los casos es la falta de trabajo. No pueden sentirse útiles y terminan... Otros jóvenes no quieren suicidarse, pero buscan una alienación intermedia con adicciones, y dependencias: hoy en día es un escape de esta falta de dignidad. Pensad que detrás de cada dosis de cocaína ―pensemos― hay una gran industria mundial que hace esto posible, y probablemente, no estoy seguro, el mayor movimiento de dinero en el mundo. Otros jóvenes en el teléfono móvil ven cosas interesantes como un proyecto de vida: al menos dan un trabajo... ¡Esto es real, sucede! “Ah, tomo el avión y me hago del ISIS: ¡al menos tendré mil dólares en el bolsillo cada mes y algo que hacer!”. Los suicidios, las adicciones y la salida a la guerrilla son las tres opciones que tienen los jóvenes hoy en día, cuando no hay trabajo. Esto es importante: entender el problema de los jóvenes; haz que [ese joven] sienta que lo entiendes, y esto es comunicar con él. Y luego moverse para resolver este problema. El problema tiene solución, pero debemos encontrar el camino, necesitamos la palabra profética, necesitamos inventiva humana, necesitamos hacer muchas cosas. Ensuciarse las manos... Mi respuesta a tu pregunta es algo larga, pero todos son elementos para tomar una decisión en la comunicación con un joven que no tiene trabajo. Hiciste bien en hablar de esto, porque es un problema de dignidad.
¿Y qué pasa cuando un jesuita no tiene trabajo? ¡Hay un gran problema allí! Habla enseguida con el padre espiritual, con el superior, haz un buen discernimiento sobre por qué...
Gracias. No te doy más trabajo [al traductor].
Mañana es la fiesta de San Pedro Favre: rezadle para que os dé la gracia de aprender a comunicar.
Recemos a Nuestra Señora: Dios te salve, María... [Bendición].
Y, por favor, no os olvidéis de esos dos discursos: el del Beato Pablo VI, en 1974, en la XXXII Congregación General, y el del Padre Arrupe en Tailandia, su canto de cisne, su testamento.
Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 1 de agosto de 2018.
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