DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A UNA PEREGRINACIÓN DEL PUEBLO ESLOVENO
Sala Pablo VI
Jueves 18 de octubre de 1979
Queridísimos hermanos y hermanas:
Quiero manifestaros mi gozo sincero y agradecido al recibiros a vosotros, eslovenos que habéis venido a Roma en peregrinación nacional presididos por vuestros obispos. Saludo a todos con afecto paterno viendo en vosotros a los representantes de un pueblo noble, digno de estima y amor.
Bien sé que sois vosotros uno de los primeros pueblos eslavos que abrazó la fe cristiana hace más de doce siglos; y por el don de esta evangelización que ha resultado tan fecunda, doy gracias con vosotros al Señor constantemente. Quiero también agradecer y alabar a vuestra nación por su constante y fiel unión a esta Sede Apostólica de Roma, mantenida intacta a lo largo de siglos, no obstante las dificultades que ha debido afrontar. Por ello os animo a proseguir con confianza indeficiente por el mismo camino del testimonio evangélico vivo y audaz.
Extiendo también la mirada al futuro de vuestra comunidad eclesial. Y entonces mi palabra se hace invitación ardorosa a reavivar cada vez más el don de vuestro bautismo. Os recomiendo especialmente el cultivo adecuado de las vocaciones presbiterales a fin de asegurar siempre a la Iglesia eslovena ministros suficientes y celosos. A este respecto no descenderé a los particulares de una tarea tan alta. Los responsables sois vosotros en especial, queridos obispos y sacerdotes. Pero creo oportuno subrayar el papel fundamental de la familia, tanto en la educación cristiana de los hijos, como en el fomento generoso de las vocaciones sacerdotales y religiosas.
De modo especial quiero exhortar con ardor a todos vosotros, presbíteros, a que sirváis siempre a la Iglesia con entusiasmo y dedicación apostólica, y os entreguéis a las actividades pastorales que os son propias, con plena comunión y respeto a los obispos, que son los primeros responsables de la organización eclesiástica y vida religiosa de la diócesis. En tales condiciones el trabajo de cada uno no dejará de dar frutos espirituales buenos y abundantes.
Sé que celebráis este año el XXV aniversario de fundación del semanario interdiocesano Druzina. Pues bien, me complazco en desearos que en el futuro continúe libremente su valiosa obra de formación e información religiosa. De este modo todos los católicos eslovenos podrán disponer de un instrumento válido para participar cada vez más conscientemente en la vida de toda la Santa Iglesia de Dios esparcida por el mundo. Me alegra que colabore en ello eficazmente, con sus transmisiones, también Radio Vaticano.
Os deseo de corazón que con la ayuda de Dios Omnipotente y de nuestro Señor Jesucristo, y bajo la protección maternal de la Virgen, Reina de los eslovenos, la Iglesia y la nación eslovena gocen de creciente prosperidad humana y cristiana, para bien asimismo de toda la sociedad en que estáis insertos. Y os acompañe cada día mi bendición apostólica especial que os doy de corazón, y la extiendo a vuestros seres queridos.
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