VISITA A LA PARROQUIA ROMANA DE SAN PÍO V
DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS MAESTROS Y PROFESORES MIEMBROS DE LA PARROQUIA
Domingo 28 de octubre de 1979
Este encuentro con vosotros, profesores y profesoras, maestros y maestras que pertenecéis a esta parroquia de San Pío V, me resulta especialmente agradable, porque me siento rodeado de personas beneméritas, cuya dignidad y valía han atraído siempre mi estima y mi gratitud.
Estima, ante todo, por la alta misión que se os ha confiado en la escuela, a lo que me complazco añadir el deseo de que, con vuestro cristiano modo de vivir y con el constante esfuerzo por presentar a los jóvenes los valores religiosos, como coronación de los valores humanos, podáis establecer unas relaciones interpersonales capaces de abrir con ellos un diálogo constructivo y satisfacer así sus verdaderas exigencias.
Gratitud, también, por la dedicación, más todavía, quiero esperar, por le abnegación, con la que ciertamente desarrolláis vuestro delicado servicio en la formación cultural y espiritual de las nuevas generaciones. Que vuestra actitud sea siempre inteligente, humilde y edificante, de modo que hagáis no solamente apreciar, sino también, y sobre todo; amar la verdad.
Vuestra actividad se desarrolla en una época en la que se ha ofrecido al laicado católico la invitación a participar en la misión apostólica de la Iglesia. Sabréis ciertamente que el Concilio Vaticano II ha hecho gran hincapié en vuestra colaboración, la cual efectuada "por el testimonio de la vida y por la palabra, adquiere una característica específica y una eficacia singular por el hecho de que se lleva a cabo en las condiciones comunes del mundo" (Lumen gentium, 35).
En esta perspectiva, sabed encontrar siempre vuestra referencia ideal en la figura de Jesús Maestro, es decir, como he dicho ya en la reciente Exhortación sobre la catequesis, en "la imagen de Cristo que enseña, a la vez majestuosa y familiar, impresionante y tranquilizadora"; que El nos inspire el respeto de la "fe católica de los jóvenes, incluso facilitándoles la educación, el arraigo, la consolidación, la libre expresión y la práctica" (cf. Catechesi tradendae, 8 y 69)
Que El os sostenga en vuestra obra educativa y os ilumine con su gracia, mientras por mi parte os aseguro que os seguiré de cerca con el afecto, la oración y la bendición, que ahora os imparto, así como a vuestros seres queridos y a los alumnos de vuestras escuelas.
Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana