DISCURSO DEL PAPA JUAN PABLO II
A LOS MIEMBROS DE LA COMUNIDAD RELIGIOSA JUDÍA DE ESPAÑA
Miércoles 3 de noviembre de 1982
Estimados señores,
¡Shalom! Paz a vosotros y a todos los miembros de la Comunidad religiosa judía de España.
Deseo expresaros ante todo mi sincero aprecio por haber querido venir a encontrarme durante mi visita pastoral a esta nación. Vuestro significativo gesto es prueba de que el diálogo fraterno, orientado a un mejor conocimiento y estima entre hebreos y católicos, que el Concilio Vaticano II ha promovido y recomendado vivamente en la declaración “Nostra Aetate” (cfr. Nostra Aetate, 4), continúa y se difunde cada vez más, aun en medio de inevitables dificultades.
Tenemos un patrimonio espiritual común; y el Pueblo del Nuevo Testamento, es decir, la Iglesia, se siente y está vinculada espiritualmente a la estirpe de Abraham, “nuestro padre en la fe”.
Pido a Dios que la tradición judaica y cristiana, fundada en la Palabra divina, y que tiene una profunda conciencia de la dignidad de la persona humana que es imagen de Dios (cfr. Gen 1, 26), nos lleve al culto y amor ferviente al único y verdadero Dios. Y que ello se traduzca en una acción eficaz en favor del hombre, de cada hombre y de todo hombre.
¡Shalom! y que Dios, Creador y Salvador, bendiga a vosotros y a vuestra Comunidad.
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